Rita, la princesa momia

Rita

“Érase una vez, en el desierto, una momia llamada Rita que se había perdido y caminaba y caminaba tratando de encontrar el camino de vuelta y, como hacía mucho calor, tenía muchísima sed. De pronto, vio a lo lejos un camello que caminaba decidido, se acercó a él y éste le contó que se llamaba Dos Jorobas y que iba camino del Oasis de las Palmeras. Como Rita estaba perdida, le pidió que si podía llevarla a ella también, y Dos Jorobas decidió subir a la momia entre sus jorobas y continuar el camino juntos.

Mientras tanto, en el oasis estaba el malvado ladrón Bigotes, conocido por el oscuro parche que le cubría un ojo, que escondía su botín entre las palmeras. La pieza más preciada de su tesoro era un Collar de Perlas Mágico que tenía una Perla Especial, la cual daría un grandísimo poder a aquél que la tuviera en su mano, sin embargo, el resto de perlas convertirían inmediatamente a quien las tocara ¡en momias! ¡¡Y no había forma de distinguir una perla de todas las demás!!

Cuando Rita y Dos Jorobas llegaron al Oasis de las Palmeras, el ladrón había salido, así que sin preocuparse por nada saciaron su sed en el pequeño lago de aguas cristalinas. Una vez hubieron terminado, mientras descansaban a la sombra, llamó su atención un brillo entre las palmeras. Siguieron el brillo y rebuscaron entre las plantas, hasta que, de pronto, Dos Jorobas encontró el collar y al levantarlo… inmediatamente se convirtió en momia al tocar una de las otras perlas. Rita se asustó mucho, pero al poco reconoció el collar de las historias que le había contado tantas veces su padre el Rey momia. En aquellos cuentos su padre le contaba que una pobre princesa, llamada casualmente Rita, que vivía en un lujoso castillo, había sido convertida en momia, y ella solía soñar con que era una princesa como la de los cuentos de su padre… Rita intentó recordar si su padre le había dicho alguna vez cómo desencantar a los encantados o cómo se manejaba el collar, pero no tenía ninguna pista. Estuvo mirando el collar por todos lados hasta  que encontró un pequeñísimo pergamino detrás de una de las perlas del collar, resultó ser ¡un pequeño libro de instrucciones! Leyó las instrucciones del collar y se dio cuenta que con la Perla Especial podría salvar a su amigo pero estaba descargada; y así decidió ir a buscar un lugar donde pudieran cargarla de energía. Su padre siempre le había dicho que el agua daba la vida a los valles del Nilo, así que pensó que siguiendo el agua podría encontrar la energía.

Se acercó a la orilla del río y allí se encontró con un cocodrilo muy molón, el Señor Escamas, que le dijo que sabía cómo conseguir la energía para recargar el collar: necesitaría pasar tres pruebas, cada prueba cargaría de energía el collar un poco mas.

La primera prueba era cruzar el río. Pero Rita no podía cruzarlo a nado porque entonces se mojaría las vendas y se iría para el fondo por el peso. Así que se acercó a la orilla pensando alguna solución y allí se encontró con el señor Tortuga que se había quitado el caparazón para lavarse en el río, tan concentrado estaba en su baño que cuando apareció Rita, se pegó tal susto que casi se ahoga en el agua; claro, vosotros también os asustaríais si os estuvierais bañando y de pronto apareciese una momia. Una vez aclarada la situación, Rita le pidió el caparazón para usarlo como barca y poder cruzar al otro lado, a cambio el señor Tortuga le dijo que quería escuchar como era el sonido de la vaca. Rita soltó un sonoro “muuuu”, que volvió a asustar a Tortuga y esté decidió darle el caparazón y así poderse dar un baño tranquilo, sin más sustos. Y así se cargó un poco de energía el collar.

Al otro lado del río esperaba Escamas, que aplaudió al ver llegar a Rita montada en el caparazón. Le dijo que la segunda prueba era conseguir que El Mentiroso dijera la verdad. El Mentiroso era un señor bonachón que solía reírse de todo el mundo diciendo mentiras aquí y allá, por eso todos le llamaban así, de hecho cuando Rita se acercó a él y le preguntó si era El Mentiroso él le dijo “No, no lo soy” y a punto estuvo Rita de marcharse a buscarle en otro lado. Pero no, tenía que conseguir que dijera la verdad, y ahí estaba Rita rascándose las vendas de la cabeza mientras pensaba cómo hacerlo mientras le miraba de arriba abajo. Y de pronto, se le ocurrió, se acercó al Mentiroso y casi en un suspiro le dijo “Tienes las orejas grandes como un elefante”, el Mentiroso, desconcertado y enfadado por el insulto se fue a mirar a un espejo y darle así en las narices a la momia y al verse descubrió sus grandes orejas y sorprendido exclamó “¡Que orejas tan grandes tengo!” y repentinamente quedó en silencio… por primera vez, había dicho la verdad. Y así el collar se cargó de energía un poco más.

“Y ahora la prueba mas complicada” anunció Escamas “deberás conseguir una ola en el desierto”. ¿¡Una ola en el desierto!? Dijo Rita “¡Eso es imposible!” y daba vueltas en círculos pensando que no lo lograría jamás, hasta que, cansada y triste, se sentó en el suelo mirando al horizonte, mirando las dunas del desierto mientras se ponía el sol y, entonces, a la luz del atardecer se dio cuenta ¡las dunas parecían olas del mar! Y si levantaba una tormenta de arena sería como si las dunas se movieran… ¡esas serían sus olas en el desierto!

Por todos es sabido que si bien las momias tienen que pasar la eternidad envueltas en vendas, con el calor que hace en el desierto, tienen también la capacidad de hacer que se desate el viento, para poder refrescarse de vez en cuando.

Rita no había conseguido nunca desatar viento porque todavía era pequeña, pero se lo había visto hacer a su padre varias veces, y allí estaba intentándolo cuando, de pronto, apareció Bigotes, enfurecido, buscando el Collar de Perlas que le había desaparecido de su tesoro. Rita vio al ladrón, intentó huir pero Bigotes era muy rápido y se abalanzó sobre ella y justo cuando estaba a punto de arrebatarle el collar, Rita cerró fuertemente los ojos y, de pronto, ocurrió… se empezó a levantar el viento que pronto azotaba para todos los lados llevando la arena para un lado y para otro, metiéndose en el único ojo sano del ladrón Bigotes y arrastrándole lejos en una ola de arena. Y así se cargó por fin y completamente el collar.

Cuando el viento se calmó Rita abría los ojos y contemplaba estupefacta como la magia de la Perla Especial no sólo volvía a transformar a Dos Jorobas en camello sino que ella misma se vio reflejada en las aguas del lago transformándose en una bella jovencita. Y de pronto se dio cuenta que todas esas historias que su padre le contaba sobre una princesa convertida en momia, no eran cuentos sino la realidad.

Corrió a su castillo para devolver a su padre también a su forma humana pero cuando estaban a punto de convertir de nuevo al Rey en persona, apareció Bigotes, muy enfadado y dispuesto a vengarse, amenazando con matar a Rita ahora que era una niña otra vez (porque las momias ya están muertas y no se les puede hacer nada). El Rey quería proteger a su familia y estaba dispuesto a darle la corona, las joyas y, en especial, el collar. Así que salió corriendo a buscar todo aquello y, sin darse cuenta, dejó a Rita frente a Bigotes que, en un despiste, le robó el collar con la punta de la espada. Y dispuesto a encontrar la Perla Especial sin arriesgarse a ser una momia fue trayendo cortesanos uno a uno para que tocaran las perlas y convirtiéndoles uno a uno en momias hasta encontrar la perla que buscaba.

Rita, que no estaba dispuesta a rendirse, se acercó por detrás al ladrón y le dio tal susto a Bigotes que, por error, tocó una de las perlas y él mismo se convirtió en momia. Dejando por fin en paz a Rita y a su familia.

Entonces vio Rita como su padre llegaba, muy apurado y preocupado, con todas sus riquezas en los brazos, tropezando y perdiendo cosas por aquí y por allá. Tan preocupado le vio que pensó que no merecía la pena tanto jaleo y que había sido mucho más feliz antes de ser una niña de carne y hueso, así que se colgó el collar al cuello y volvió a convertirse en momia y así su padre y ella fueron felices y se fueron juntos a sus sarcófagos en palacio.

Y, tanto en tanto, Rita salía a dar una vuelta y jugar con su amigo Dos Jorobas y todo el pueblo sabía que estaban en los alrededores cuando, al atardecer, veían una tormenta de arena.

Y colorín colorado… Este Cuento Irrepetible se ha acabado.”

16 de Mayo de 2015

La Escalera de Jacob – Cuentos Irrepetibles

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