El Pirata Mateo y el Tiempo

IMG_20151004_161127

“Érase una vez un niño llamado Matías que era muy intrépido y vivía en las nubes, sí, has oído bien, en las nubes. Un buen día, estaba Matías aburrido esperando una nave espacial en la que tenía que venir su amigo X-5.29 que venía de otro planeta pero aquella precisa tarde parece que el extraterrestre se retrasaba, se retrasaba bastante. Esto hacía enfadar mucho a Matías que siempre era muy puntual y siempre miraba la hora en el reloj de arena que llevaba en la muñeca.

Cuando llegó X-5.29 a la nube Matías estaba que echaba humo le pregunó: -¿Pero qué horas son estas de llegar? Llevo esperándote un montón-. Pero se le cambió la cara al ver que su amigo venía todo preocupado. -¿Qué te pasa X-5.29? Te veo muy preocupado. –Dijo Matías.- Pues que en mi planeta alguien nos ha robado el tiempo y ¡todos los relojes han desaparecido! Y ahora no sabemos a qué hora comer, ni cuándo acostarnos, ni, ni… -Claro–. Interrumpió Matías- eso explica muchas cosas.

En la otra punta de la Galaxia, el Pirata Mateo con su cara de malo y su voz grave exploraba cada centímetro estrellado para encontrar el último reloj que le faltaba y se le oía decir ¡Conquistaré el Universoooo!. Y es que el Pirata se proponía conquistar el Universo apoderándose del tiempo en todas partes y dejando cada planeta sin un solo reloj. Sin embargo el Pirata tenía un defecto y es que a veces se le olvidaba lo que estaba diciendo.

Entró entonces su fiel esbirro Patata que le traía información importante: -¡El reloj que te falta!¡Es un reloj de arena de muñeca! Jajaja.  –Claro –respondía el pirata- un reloj de arena para… para… ¿por donde iba? –Para conquistar el Universo. –le ayudó su esbirro. Y así, el Pirata Mateo abrió su carta de navegación se puso rumbo a la nube donde habían visto por última vez aquel reloj.

Mientras tanto, X-5.29 y Matías el intrépido habían  puesto rumbo al planeta X-5.43 para tratar de encontrar los relojes desaparecidos. No sin antes dejar una nota para los padres de Matías, por si le buscaban, que supieran que había ido en busca del tiempo con su amigo.

Al llegar a X-5.43 en el cohete fabricado por el extraterrestre en un minuto, éste le presentó a su madre X-5.12 y a su padre X-5.16. Al ver el reloj de Matías se dan cuenta de que es la hora de comer y les invitan a comer la comida típica: ‘muchas cosas de colores’. Después de una gran comilona, el extraterrestre X-5.29 necesitaba ir al baño así que Matías se fue a dar una vuelta por el planeta.

En ese momento, al otro lado del planeta, aterrizaba el Pirata Mateo que había seguido los pasos de nuestros protagonistas gracias a la nota que habían dejado en la nube. Mientras el Pirata trataba de orientarse con su carta de navegación apareció Lucas la vieja tortuga, que caminaba y caminaba lentamente por el planeta, hablando con todos sus habitantes de las mismas cosas una y otra vez porque tiene muy mala memoria y no se acuerda de lo que ya habían hablado. Al Pirata Mateo le aterrorizaban las tortugas así que se lanza encima de ella intentando pincharla con su espada pero era incapaz de atravesar su duro caparazón de roca. La vieja tortuga Lucas se asusta del pirata y sale corriendo a toda velocidad, a toda la velocidad que puede correr una tortuga, es decir, muy lento. Pero el Pirata Mateo le tiene tanto miedo que ni siquiera se atreve a perseguirla.

La vieja Lucas, en su huida, se encontró con el intrépido Matías que paseaba por el planeta. –Hola. –Hola –respondió la tortuga- ¡ah! ¿eres tú otra vez? ¿no intentarás pincharme de nuevo? -¿quéee? –respondió Matías confundido. La tortuga se acercó un poco más a mirarle y le preguntó: -¿No acabamos de encontrarnos tú y yo? –No. – respondió Matías. –Ah, estaba convencida que eras tú el que buscaba los relojes. Entonces Matías se dio cuenta que con quien se había encontrado la tortuga debía ser el ladrón del tiempo y trató de sacarle la información. Pero la mala memoria de la vieja Lucas dificultaba que el niño pudiera sacar algo en claro; menos mal que pudieron tener algo de ayuda; finalmente Matías supo que el Pirata Mateo venía persiguiéndole para robarle su reloj que era el último que necesitaba para dominar el tiempo y el universo. Y, de pronto, tuvo una idea genial: engañaría al pirata para recuperar de nuevo el tiempo y los relojes.

Cuando Matías le encontró, el Pirata Mateo estaba ya cerca de la casa de X-5.29 siguiendo su carta de navegación. -¡Hala! ¿Eres un pirata? –preguntó Matías- yo querría ser pirata como tú. Y quiero que me enseñes a ser pirata para tener tantos relojes. –Ja, ja. –se reía el Pirata Mateo- tú no puedes ser pirata; hay que estudiar mucho para llegar a ser un gran pirata como yo. ¿Qué sabes tú hacer?

Entonces Matías hizo un cohete en un minuto como le había visto hacer a su amigo X-5.29. Mientras hacía el cohete el Pirata pudo ver el reloj de arena en la muñeca del niño Matías, justo el que él estaba buscando. Entonces el Pirata desenvainó su espada y amenazándole le dijo que le diera el reloj. Matías, que era muy intrépido, aprovechó el momento para engañar al Pirata: -Si me dejas quedarme con este reloj, yo te llevaré a un sitio donde hay muchos más relojes y tendrás más tiempo aún. Espera aquí y te llevaré a ese sitio. –Está bien, te esperaré aquí para que me lleves a… a… -Al lugar donde están los relojes. –Eso, al lugar donde están los relojes.

Matías envió al Pirata por un camino y le dijo que le esperase en el claro. Mientras, él salió corriendo a buscar a la tortuga Lucas. Cuando el Pirata Mateo esperaba un poco mosqueado en el claro del bosque apareció ¡un dragón! (pero no era un dragón de verdad, era la vieja Lucas disfrazada). Y Matías le dijo: -Si eres capaz de derrotar al dragón te daré todos los relojes que hay en esta cueva. El Pirata Mateo al mirando fijamente al dragón exclamó: -¡Ja! Los dragones no me dan ningún miedo, he matado cientos de dragones. Todos tus relojes serán míoooos. Y desenvainando la espada se lanzó sobre el dragón-tortuga pero al golpearle en el lomo su espada se partió en dos contra el caparazón de piedra de la vieja Lucas y al verle la cara, el Pirata Mateo se dio cuenta de lo que era en realidad y salió huyendo despavorido dejando atrás su chaquetón con todos los relojes que había robado hasta el momento. Al volver a la casa Matías se encontró con X-5.29 que había salía en ese momento del baño porque al no tener reloj se le había ido el santo al cielo. Todo el mundo en el planeta X-5.43 estaban muy contentos por haber recuperado el tiempo y poder saber cuándo era la hora de comer o de meterse en la cama.

Del Pirata Mateo nunca más se volvió a oír, cuentan por ahí que le han visto sirviendo refrescos en una cafetería estelar de la galaxia ZZ-64 pero eso sólo son rumores.

Y colorín colorado… Este Cuento Irrepetible se ha acabado.”

4 de Octubre de 2015

La Escalera de Jacob de La Latina – Cuentos Irrepetibles

volver