
Pablo Romo
Profesor Escuela Impro Impar
Cada primer domingo de mayo se celebra el Día Mundial de la Risa, una fecha que nos recuerda la importancia de reír para vivir mejor. Esta celebración, nació en 1998 por parte del fundador del movimiento de yoga de la risa Dr. Madan Kataria, que busca promover la paz y el bienestar a través del poder de una simple carcajada. Y no es casualidad: la risa tiene beneficios comprobados para la salud física, emocional y social.
En conmemoración de esta fecha, celebramos todas las risas que tenemos en nuestros shows, en nuestras clases y entrenamientos. En Impro Impar vivimos de rodeados de buenos momentos en los que reímos y hoy veremos todo lo que nos aporta la impro,
Esta disciplina artística no solo genera risas en el público, sino que también cultiva en quienes la practican una actitud positiva, creativa y conectada con el presente.
Impro: el arte de vivir el presente con una sonrisa
Uno de los principios fundamentales de la improvisación es el famoso «sí, y además…» (o si, a huevo). Esta regla de oro implica aceptar lo que el otro propone y construir a partir de ahí. Para lograrlo, es esencial tener una actitud abierta, flexible y positiva: en otras palabras, tener buen humor.
El buen humor no significa simplemente “estar de buen ánimo”, sino tener una disposición alegre, juguetona y dispuesta a ver el lado liviano de las cosas. Esta actitud facilita la creación de escenas divertidas, absurdas o inesperadas, y ayuda a que la creatividad de quien improvisa fluya con naturalidad, sin juzgar sus ideas ni bloquearse por miedo al error.
En un escenario de impro, todo es posible: un grupo de amigos puede convertirse en pingüinos en la luna, una discusión banal puede transformarse en una ópera, y un error puede ser el inicio del mejor momento de la escena. Para que eso ocurra, es clave el humor, esa chispa que conecta al actor con el público y con sus compañeros.
La risa: un superpoder natural
En la impro, la risa se convierte en una herramienta poderosa. No solo es un objetivo (hacer reír al público) de la mayoría de shows de impro, sino también una consecuencia natural del proceso creativo. La gente que improvisamos reíamos entre nosotros, con el público y de sí nosotros mismos, generando un ambiente relajado, divertido y colaborativo.
Además del impacto escénico, la risa tiene efectos comprobados en la salud física y emocional. Reír reduce el estrés, libera endorfinas y mejora la circulación.
Desde lo psicológico, ayuda a relativizar los problemas, a ver con otra perspectiva los desafíos y a generar una sensación de bienestar general. Reír une a las personas. En los talleres de impro, no es raro que personas desconocidas terminen siendo amigas después de compartir carcajadas y momentos absurdos. Esa conexión humana es parte de la magia del teatro improvisado.
Impro y humor: aliados fuera del escenario
Más allá del escenario, la impro y el humor también son aliados valiosos para la vida cotidiana. Practicar impro enseña a vivir en el presente, a aceptar lo que ocurre sin resistencias y a transformar lo inesperado en oportunidad. Cuando se entrena esta mirada con una actitud alegre, el resultado es una vida más flexible, creativa y feliz.
Además, el sentido del humor —como el músculo creativo— se puede entrenar. Cuanto más espacio le damos a la risa, más fácil es encontrar el lado cómico de una situación difícil o estresante. Aprender a reírse de uno mismo, por ejemplo, es una de las enseñanzas más valiosas que deja la impro.
Así que, visto todo esto, te recetamos que pongas la risa y el buen humor en tu vida todos los días del año, y que te atrevas a improvisar más, como un acto de libertad. Soltar el control y confiar en el momento. Compartir una risa con otros, ya sea en un escenario o en la vida. Porque reír juntos es una de las formas más humanas y hermosas de estar vivos.
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